Descubre la elegancia intemporal con nuestros pendientes redondos en plata 925, diseñados con un toque de sofisticación y belleza natural. En el centro de cada pendiente se encuentra una impresionante concha paua, conocida por sus reflejos iridiscentes y sus vibrantes tonalidades de azul, verde y violeta.

La plata 925, apreciada por su durabilidad y su lustre resplandeciente, asegura que estos pendientes no solo serán una pieza destacada en tu colección de joyas, sino también una elección duradera. El diseño redondo es clásico y versátil, mientras que la concha paua en el centro añade un elemento de exótica magnificencia.

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Alectryonia es un género de bivalvos fósiles caracterizados por sus conchas en forma de media luna o de herradura. Estas conchas suelen ser muy distintivas, con una superficie exterior acanalada y detalles estructurales complejos. Las especies del género Alectryonia vivieron durante el Mesozoico, principalmente en el Jurásico y el Cretácico.

Estos moluscos eran organismos marinos bentónicos, lo que significa que vivían en el fondo del océano. Por lo general, estaban adheridos a sustratos duros como rocas o conchas de otros organismos. Las Alectryonia se alimentaban filtrando partículas orgánicas del agua a través de sus branquias.

La labradorita es un feldespato de la familia de los silicatos, reconocida por su espectacular juego de colores iridiscentes, conocido como labradorescencia. Químicamente, pertenece al grupo de los plagioclasas, con una composición principalmente de aluminio, silicio y calcio, y a menudo contiene trazas de sodio y potasio.

Desde el punto de vista estructural, la labradorita exhibe una disposición cristalina triclínica, lo que le confiere una estructura de cristal única. Esta disposición molecular es responsable de su capacidad para refractar y dispersar la luz en una variedad de colores deslumbrantes cuando es expuesta a la luz adecuada.

El ónix es una variedad de ágata de color oscuro, con tono en este caso verde. Está compuesto por sílice y tiene origen volcánico. El ónix se forma en deposiciones de sílice a bajas temperaturas, al filtrarse agua rica en sílice por las grietas de otras rocas. El color de este ónix se parece mucho al verde de una esmeralda de alta calidad.