La esmeralda es una variedad preciosa de berilo, un mineral compuesto principalmente de silicato de aluminio y berilio. Su característico color verde se debe a la presencia de pequeñas cantidades de óxidos de cromo y a veces vanadio en su estructura cristalina. El tono de la esmeralda puede variar desde verde claro hasta verde profundo, dependiendo de la cantidad y distribución de estas impurezas.

El cuarzo ahumado, variedad de cuarzo, debe su color a impurezas como aluminio e hierro. Se forma en ambientes de baja temperatura y presión, expuesto a radiación y agua subterránea. Duro y translúcido, tiene diversas aplicaciones, desde joyería hasta tecnología.

El ónix es una variedad de ágata de color oscuro, con tono en este caso verde. Está compuesto por sílice y tiene origen volcánico. El ónix se forma en deposiciones de sílice a bajas temperaturas, al filtrarse agua rica en sílice por las grietas de otras rocas. El color de este ónix se parece mucho al verde de una esmeralda de alta calidad.

Contempla la belleza translúcida del cristal de cuarzo, revelando un mundo dentro de sus profundidades cristalinas. La delicada mano de la naturaleza ha pintado intrincados patrones dendríticos, semejantes a helechos delicados congelados en el tiempo. Cada rama es un testimonio de la lenta danza de fluidos ricos en minerales, creando una tapicería de belleza exquisita.

Las propias dendritas suelen estar compuestas de otros minerales, como manganeso u óxidos de hierro, que han cristalizado en patrones intrincados semejantes a helechos. Estas formaciones ocurren cuando los fluidos ricos en minerales se filtran en las grietas del cristal de cuarzo y se solidifican lentamente con el tiempo.

En el cuarzo con dendritas, las inclusiones se forman cuando minerales inorgánicos, a menudo óxidos de manganeso, se acumulan en fisuras microscópicas dentro de la piedra, creando patrones de minerales más oscuros que se asemejan a árboles o helechos. El término dendrita proviene de la palabra griega «dendron», que significa árbol. A veces, estas inclusiones en forma de árbol también se pueden encontrar en ágatas translúcidas, otra forma de cuarzo y ópalos.

Las ágatas son minerales que sirven para asentar las energías y aportar equilibrio físico, emocional e intelectual a la persona. Ayudan a centrar y estabilizar la energía física.

Tienen el poder de armonizar el ying y el yang, fuerzas positivas y negativas, además de calmar y aliviar.

Psicológicamente facilita la aceptación de uno mismo fomentando la autoconfianza, ayuda a mejorar la concentración, la percepción y las habilidades analíticas de uno mismo.

Emocionalmente te ayuda a superar la negatividad y la amargura del corazón, sana la ira interna y fomenta el amor y el coraje.

A nivel curativo, el ágata estabiliza el aura eliminando o transformando las energías negativas.